La perspectiva conceptual, el patrimonio cultural ha evolucionado hacia enfoques integrados y sistémicos desarrollando modelos relacionales para intervenir en el patrimonio.
La perspectiva disciplinaria, el patrimonio cultural desarrolla nuevos espacios de convergencia disciplinaria que estructuran otros modos de intervención y recuperación material (nuevas tecnologías de diagnóstico y restauración), de protección y conservación (nuevos mecanismos de protección y financiación), y de valorización histórico-social (nuevos mecanismos de apropiación cultural) del patrimonio.
La perspectiva institucional, el patrimonio cultural es observado como un activo económico, un espacio de cohesión social, y un nuevo escenario para el desarrollo de políticas ligadas a la sostenibilidad (urbana-rural).
La perspectiva digital, el patrimonio cultural es el escenario de la creciente inclusión de tecnologías digitales que impulsan nuevos campos de experiencia facilitando el inicio, intensificación, informatización e internacionalización de las experiencias culturales ligadas al patrimonio.
La perspectiva de la gobernanza, el patrimonio cultural se ha transformado en un espacio de coordinación de agentes heterogéneos y comunidades basadas en la gobernanza participativa, impulsando la transición desde modelos top-down hacia modelos bottom-up de gestión y coordinación.
Se incrementa la complejidad, el patrimonio cultural integra elementos cada vez más heterogéneos en su dinámica de desarrollo. Elementos como la transdisciplina, protección y conservación dinámica, tecnologías inclusivas, gobernanza participativa, arqueología pública, turismo sostenible, innovación social, ecosistemas creativos, entre otras dimensiones, promueven la emergencia de nuevos patrones de interacción incrementando la complejidad interna del patrimonio.
Se necesita innovación, el patrimonio cultural, y su creciente complejidad interna, impulsan nuevos problemas y oportunidades para los cuales las estructuras institucionalizadas del patrimonio cultural ofrecen respuestas escasamente contextualizadas y poco innovadoras.
Se demanda experimentación, el patrimonio cultural desarrolla problemas complejos que demandan nuevas soluciones. La experimentación sistemática permite testar conceptos e hipótesis, crear evidencia refutable, proveer nuevo conocimiento, desarrollar culturas experimentales, facilitar la inclusión de otras perspectivas, fundamentar mejor las opciones de política, estructurar innovaciones, así como evaluar la cadena de impactos.
La experimentación es un proceso de conocimiento cruzado, conecta una heterogeneidad de conocimientos y los integra, testea y escala para hacer emerger nuevos enfoques, experiencias y soluciones.
La experimentación está basada en diseños participativos, promueve la participación multiagente para el co-diseño, co-implementación, y co-evaluación de innovaciones experimentales.
La experimentación fomenta el aprendizaje situacional, permite aprender a través de procesos de resolución de problemas en contextos de aplicación. Esta perspectiva lleva implícito un triple bucle de aprendizaje (aprender haciendo, aprender interactuando, y aprender evaluando).
La experimentación impulsa la participación transformativa, en tanto que actividad sistematizada que transforma para conocer, impulsa la creación de organizaciones y proyectos que adoptan, aplican y multiplican los principios de la experimentación.
La experimentación desarrolla la innovación responsable, permite explorar en pequeña escala los impactos negativos y positivos de una innovación en el campo del patrimonio cultural. La anticipación del impacto facilita la aplicación de principios de precaución de las innovaciones experimentales.
La experimentación modeliza la evaluación, permite estimar la cadena de impactos locales (sociales, económicos, institucionales, medioambientales, espaciales) de una innovación. Comprender las cadenas de impacto facilita estimar mejor la calidad, eficacia y cobertura de las innovaciones experimentales en el patrimonio.
Las comunidades experimentales son formas de mediación social que impulsan la cultura del diseño participativo, metodologías ágiles e innovación responsable. Promueven innovaciones inclusivas en el patrimonio cultural gracias a la aplicación de principios de experimentación para generar prototipos innovadores (co-diseño, testeo rápido y anticipación de la cadena de impactos).
La inclusión experimental se refiere al desarrollo de mecanismos de participación transformacional en el patrimonio cultural. Estos mecanismos permiten cambiar la trayectoria de grupos sociales en riesgo de exclusión a partir del desarrollo de competencias culturales (capital cultural), nuevas relaciones y oportunidades (capital relacional), y el fomento del sentido de pertenencia social y cultural que es lo que se pierde en condiciones de exclusión (capital social).
El aprendizaje experimental está estructurado en torno a metodologías híbridas de aprendizaje en contexto, es decir, a través del diseño y testeo de soluciones experimentales, considerando las condiciones históricas, espaciales, sociales y culturales de los problemas en el patrimonio (contextualización), democratizando las formas de indagación (participación), y experimentando junto a diferentes stakeholders (cooperación).
Lo sostenibilidad experimental se basa en el desarrollo de innovaciones de transición. Las innovaciones de transición son proyectos que experimentan soluciones cuyo objetivo es facilitar la transición de modelos insostenibles hacia modelos sostenibles en el campo del patrimonio. Las innovaciones de transición se integran en un modelo de experimentación secuenciada, que permite gestionar proyectos piloto de corto plazo insertos en ciclos experimentales de largo plazo.
Las políticas experimentales se refieren al testeo social y tecnológico a pequeña escala de nuevos instrumentos y programas de política. La experimentación en políticas es un proceso institucional orientado a producir evidencias consensuadas sobre regulaciones, programas o incentivos en el sector del patrimonio cultural.
La experimentación tecnológica se refiere al testeo social y técnico de tecnologías aplicadas al patrimonio. Las tecnologías en el patrimonio no solo se circunscriben a las tecnologías digitales (innovación digital) sino también a las tecnologías sociales (innovaciones frugales ligadas al patrimonio, innovaciones turísticas), a las tecnologías de restauración (estratigráficas, etc.), a las tecnologías de materiales (técnicas analíticas no invasivas, etc.), y a las tecnologías institucionales (sistemas de planificación cultural, modelos de incentivos públicos, sistemas de financiación mixta, etc.)
La financiación experimental se refiere al testeo de diferentes modelos e instrumentos de financiación híbrida (pública, privada y social) para explorar el comportamiento real de los actores económicos e institucionales en el campo del patrimonio cultural. La financiación experimental se desarrolla bajo un modelo de testeo incremental que va del laboratorio (nivel micro) hacia los programas piloto de financiación híbrida (nivel meso).
La evaluación experimental se refiere a la comprensión y medición de la cadena de impactos (sociales, económicos, espaciales, institucionales, culturales y medioambientales) de una innovación transicional. La evaluación experimental explora la relación técnica entre efectos negativos y positivos de una innovación, y su capacidad para promover transiciones hacia modelos sostenibles.
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